En México, el 20% de la población son niños y niñas que tienen entre 0 y 12 años. Pertenecen a diferentes tipos de familias. De acuerdo con nuestra clasificación, destaca su presencia en las familias Papá, mamá y niños (39.2%); Familia Reconstituida (24.1%); Pareja, Hijos y Otros Familiares (23.4%); Mamá Sola con Hijos (20.9%); Papá Solo con Hijos (16.3%); y, Pareja del Mismo Sexo (13.3%).
Hoy en día el tema de la niñez tiene diversas implicaciones. Por ejemplo, las consecuencias del “empoderamiento” de los niños. Por una parte, está el deseo de que la niñez y sus estados de gracia, duren toda la vida y si se puede, la eternidad: la inocencia, el sombro, el descubrimiento, la sorpresa, la alegría, la candidez o el optimismo. Sin embargo, también hay en la niñez, estados de agresión, de inconciencia, de desconocimiento, de irresponsabilidad, de intemperancia, inseguridad o miedo.
Actualmente, vivimos en un entorno de padres adolescentes perenes que promueven la diversión, el goce, el disfrute total por sobre otros valores, creando entornos familiares hedonistas en los que la tiranía o empoderamiento infantil tiene enorme cabida ante el disfrute de los padres, que cada vez, son más orientados por los hijos. Vivir entre la ensoñación de la niñez eterna y la adolescencia perene apenas está mostrando las implicaciones, de un estilo de vida, cada vez más extendido.
La inquietud de las familias y el reacomodo de los valores es una implicación que apenas empieza. En una época en la que los valores de la niñez son deseables, es cierto, lo son, pero solo algunos de ellos intentado madurar y no permanecer como adolescente toda la vida.